Seguidores

domingo, 25 de noviembre de 2012

La vida está hecha para los valientes, (No te quedes fuera)


Me matas. Me destruyes. Me aniquilas. Me asfixias con tus medias sonrisas, con tus pupilas huidizas.
Yo siempre he sido valiente y ahora me da miedo atreverme, me quedo en el sitio como una cobarde cuando nunca he sido así, a veces, en momentos como éste, la rabia de ser tan idiota me puede, idiota por no ofrecerte un viaje al fin del mundo cuando tengo la certeza de que eres el único con el que podría ir, y el único que vendría conmigo, idiota porque dejo que te vayas, porque no te pido que te quedes cuando lo que más quiero es que estés lo suficiente como para yo ser capaz de tragarme la cobardía y decirte que tengo esas putas ganas de que alguien me cambie la vida y que preferiría que ese alguien fueras tú.
Es la primera vez que encuentro todo en una misma persona, y estúpidamente también es la primera vez que en vez de ir a por todas, me limito a mirar como te me escapas, poquito a poco.
Siempre he sido una idiota, pero no sabía que era capaz de llegar estos niveles.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Al margen de todo lo que digo en el texto, también os digo que no os insultéis, es un consejo que me dio un buen amigo, y que joder, que hubiera hecho yo sin él, aunque no lo leerá, pero bah, no me voy a adjudicar yo un consejo que no es mío, a hacerle caso, ¡Joder! 
Sonreírme mucho pequeñines.

Sol te estará esperando todas las mañanas:

Querida yo, espero que te acuerdes de leer esto cada vez que estés triste, enfadada con el mundo, ya sabes, en uno de esos momentos en los que te apetece rendirte y romper a llorar.
Pero nada de romperse, nada de dejarse vencer, eso nunca.
La vida es más sobrevivir que vivir, eso lo tenemos asumido, pero recuerda que una vez con doce añitos nos prometimos no quedarnos con las ganas de intentarlo, sin importar las piedras que tuviera ese camino tan complejo y tan largo. Estábamos dispuestas a tropezar y levantarnos las veces que hicieran falta, porque sabemos que todos los caminos tienen un fin.
Te escribo después de coser los trozos de mi que las circunstancias destruyeron. Te escribo después de aprender a llorar como una experta. Llevaba tanto tiempo así que terminé agotando mis gritos y mi rabia, y un día sin saber por qué, quería más aire del que me ofrecían las cuatro paredes de las que espero que algún día huyas, porque a ti esto, con lo grande que eres se te queda muy pequeño. Caminaba como alguien que ha estado nadando en pena espesa, de esa que te hunde los hombros hasta dolerte el alma. Tampoco sé por qué ese día empecé a ver los pequeños detalles de la vida, lo bonito que se esconde entre tanto desperdicio. 
A la mañana siguiente salió Sol, como siempre, pero esa vez yo salí con él.
Busca ese pequeño detalle que te saque la sonrisa cuando lo necesites, cartas bonitas, una escapada al cine, un bol grande de palomitas, un atardecer. Hay cosas maravillosas, pero las lágrimas nos vuelven ciegos. Quería que supieras, que no existe la posibilidad de dejarse vencer para alguien como tú. Y escribo esto simplemente para demostrarte que si una vez conseguiste levantarte, siempre vas a ser capaz de volver hacerlo.